viernes, 4 de mayo de 2007

Alguien me enseñó



Alguien me enseñó...A ser una mujer consciente del privilegio de la vida. A responder con ello a los talentos que Dios me ha dado.
A ser feliz, siendo yo misma conforme a mi vocación y a mis sueños.
A tener el coraje de ser libre para elegir mis caminos, venciendo mis temores y asumiendo las consecuencias de mis actos.
A tener alegría para construir mi felicidad. A tener éxitos, pero también fracasos, que me recuerden mi condición humana, la grandeza de Dios y el peligro de la soberbia.
A sentirme completa, a amarme y a reconocer que soy única, irrepetible e irremplazable, y que valgo por lo que soy, no por lo que tengo.
A tener la capacidad de gobernarme. A querer el presente, elegir el futuro y trabajar para conseguirlo.
A recordar el pasado, pero no vivir en el ayer; a soñar en el futuro sin despreciar el presente. A perdonarme mis errores, mis culpas y mis caídas.
A tener el suficiente valor para pedir perdón y a perdonar a otros, olvidándome de los rencores.
A renacer cada día.A sentir que Dios vive en mí y agradecerle su infinito amor, su entrega incondicional y su presencia.A dejar de sobrevivir y atreverme a vivir. A ser mujer completa, no sustituto, menos objeto, a saber querer, saber decir sí pero también no.
A hacer de cada día, un día especial para los demás y para mí.A entender que, como ellos, se puede ser buena hija, hermana, esposa, guía y amiga.
Ellos han sido siempre... Compañeros que, en todo momento, con su exigencia y amor, ha sabido forjar un mejor camino para mi futuro.
Consejeros que han sabido escucharme, comprenderme y darme la más sencilla, pero más alentadora, palabra de apoyo.
Excelentes directores de mi formación y vida espiritual. La mejor cocinera, para la cual, el servir no es una tarea obligada, sino una labor altruista en la que deposita todo su cariño. La mujer responsable que, con su dedicación, esfuerzo y perseverancia, me ha dado el mejor ejemplo y testimonio de vida. Amigos incondicionales, que tiende su mano para apoyarme y me abre su corazón para reclinar en él mis más íntimos secretos, alegrías y tristezas.
Ellos siempre están presentes cuando los necesito, sin esperar nada a cambio. Por eso hoy doy gracias a Dios por su más bella creación: ese ser excepcional que se proyectó en la vida para darme vida...
¡ Mis padres!

No hay comentarios:

Home,